Era mexicana ella, y acomodada rechula en su
estantería del súper me miraba desde el fondo apasionado de sus ojos negros,
invitándome a cantarle un corrido a la sartén. A subirnos en el carrito, como
si fuera el tren de la revolución, y lanzarnos a engrosar la filas de la
rebelión gastronómica. ¡Viva la lata! ¿Quién podría resistirse a la aventura?
Como un gringo viejo me fui con ella y por la noche, frente al fuego, con el
carrito mansamente aparcado junto a un cactus del desierto y con el aullido de
los coyotes resonando en nuestros oídos, nació este tramposo chili con carne
que hoy os presento. Pondrán precio a mi cabeza, en México me declararán
persona non grata, y en breve habrá un Pat Garrett buscando convertirme en su
Billy The Kid, pero habrá merecido la pena. Al final mi nombre sólo será una
estrofa olvidada en un corrido, pero la receta de esta chili con carne correrá
secretamente y de boca en boca por las legiones de los hambrientos que apenas
saben cocinar.
Ingredientes: 1 lata de
chili con carne (la mía de Old El Paso), 1 cebolla (no muy grande o bastará con
media), 6 tomates cherry, sal, pimienta, orégano, comino y Tabasco.
Preparación: En una sartén
con un poco de aceite ponemos la cebolla cortada en juliana (en tiras) a sofreír.
Cuando vaya cogiendo color doradillo, le añadimos los tomates cherrys cortado
por la mitad. Les damos una vueltecilla y añadimos el contenido de nuestra
lata. Le ponemos sal, un poco de pimienta, espolvoreamos con algo de comino y
un algo más de orégano, le añadimos Tabasco generosamente (que el contenido de
la lata no pica nada) removemos y dejamos calentar a fuego lento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario