Septiembre es lo que tiene, que te levantas un lunes, echas
mano a la cartera del calendario y te das cuenta de que ya no te queda un solo
billete de verano. Ni de los grandes, ni de los pequeños. Ni siquiera unas
monedas de días sueltos en los bolsillos. Nada, ni una triste calderilla de
minutos de vacaciones. Y cuando quieres darte cuenta está sonando el
despertador, y das un salto de la cama, coges la cartera y el bocadillo de foie
gras envuelto en papel de plata, y, hala, al cole. O al curre. Y te echas a la
calle resignado y meditabundo, como si tu vida fuera un tango de esos tristes y
arrastrados. Así entraba yo esta mañana en el súper, como un niño en su primer
día de colegio. ¿Me harán bullying las latas mayores? ¿Me habré olvidado de
conducir el carrito? ¿Me regañará la cajera nueva? ¿Me seguirá teniendo enchufe
el de los fiambres? Qué desasosiego. Oye, y luego no era para tanto. Había
congelados nuevos molones, y unos botes de legumbres sin conservantes con muy
buena pinta. En la góndola de vinos he visto muchas caras nuevas, y una botella
de vino tinto, coquetuela ella, me ha puesto ojito tiernos y me he dicho, esta
cae. Y el carro se ha ido llenando sin mayores dificultades. Y con el subidón
lo he visto claro: esto hay que celebrarlo. Hagamos algo de homenaje a la
vuelta al cole y a los pobres zagalillos que en estos días dejan atrás la
libertad del verano y vuelven al redil. Y a los mayores que cada septiembre, y
en un lunes tonto y de repente lluvioso, volvemos a tener siete años y un poco
de susto ante el curso que ahora empieza.
Ingredientes: 1 bollo de pan para hamburguesa, 1 huevo,
tomate frito, queso rallado mozzarella, orégano y sal.
Preparación: con una cuchara aplastáis el interior de la tapa del pan de hamburguesa, ahuecándolo un poco, y lo ponéis en una
fuente resistente al horno, con un papel encerado de horno, para
que el pan no se pegue. Untáis con tomate frito la zona ahuecada,
espolvoreáis un poco de orégano y ponéis encima el huevo, con cuidado de que no
se rompa. Lo cubrís con el queso mozzarella, dejando la yema al descubierto. Le
añadís un poco de sal y un poco más de orégano por encima y lo metéis en el
horno precalentado a 180 grados, hasta que el queso esté derretido y el huevo
cuajado a vuestro gusto. Lo podéis presentar poniendo sobre la otra mitad del
pan de hamburguesa, rica ensalada bien aliñada. Un huevo al horno, hamburguesado y feliz.
1 comentario:
Que mala pata que tengo el horno averiado, pero seguro que me encanta esta receta, así que me la apunto para hacerla en cuanto pueda.
Muchas gracias.
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