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Gulas en vinagreta |
Hace tanto tiempo que no como angulas que ya no sé si me lo
he inventado. Que la memoria a veces tiene muchos delirios de grandeza. Lo
típico que recuerdas que de pequeño ibas a una mansión de tus abuelos, que era una mansión enorme,
y eso que vuelves pasados los años y descubres que en realidad era poco más que
una chabolilla, y el palaciego jardín en el que te perdías, un patio con dos
macetas. ¿Mira que si lo que yo recuerdo como angulas eran en realidad
espaguetis al ajillo?
No sé.
Pero lo que tengo claro es que, por ahora, habrá que conformarse con las gulas
que es lo que tengo yo en la lata. Las gulas son unos peces de atrezo qué sabe
dios de qué estarán hechos, pero que cumplen adecuadamente una curiosa función.
Vienen a sustituir a las angulas, algo que la mayor parte de la gente no había
comido nunca y de lo que no tenía ninguna necesidad. Un milagro del marketing.
Pero está bien que haya cosas así, porque te ponen muy en tu sitio. La sirves
en la mesa y, si te fijas, te están mirando con su cara de angula falsa y
diciéndote: eh, tú, imbécil, soy un fideo de pescado de cuarta, no una
exquisitez que nunca estará a tu alcance. No me extraña que me vayas a comer
porque eres un pringado. Eh, protestas tú, que yo de pequeño he comido angulas.
Calla, muerto de hambre, se revuelven ellas, tú no has visto una angula
verdadera ni en fotos. Ponme ajito y guindilla e hínchate de pez triturado y
prensado en hilillos, que es para lo único que te alcanza. Oye, y como no les
falta razón, te las comes, pero con una cierta desazón. Con mala conciencia,
porque es como comerse a un psiquiatra, y si nadie come psiquiatras ni aunque
sean argentinos, será por algo. Y claro, no puedes evitar preguntarte ¿y por
qué me estoy yo comiendo esta cosa rara, si podía estar comiéndome unos
boquerones, que para eso sí me alcanza, en vez de este invento raro de un señor
de Guipúzcoa? Pero te quedas sin respuesta y aunque seas consciente de que
estás haciendo el idiota, pasan unos días, las vuelves a comprar y el ciclo vuelve
a empezar. Y las angulas de verdad, las pocas que quedan sin que se las zampen
los japoneses, se escabullen camino al mar de los Sargazos y dan gracias al
dios de la estupidez humana dos veces al día.
Ingredientes: 1 lata de gulas al ajillo (o las gulas
que tengáis por ahí de bolsa o paquete), pimiento verde, pimiento rojo,
cebolla, limón, salsa de chile habanero (o Tabasco), aceite de oliva virgen
extra, vinagre y sal.
5 comentarios:
Siempre me ha gustado tu forma de expresarte y de cocinar. Muy buenas las recetas jaja
esta muy buena la recetas
Me encantan sus recetas, no deje de subir más por favor.
Siempre he pensado que es un producto crudo y me da algo de grimilla... No habría que cocinarlas un poco?
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